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Cuba. ¿Hacia un cambio en las relaciones?

Ante la pregunta sobre si se debe cambiar la posición europea hacia Cuba vaya por delante mi opinión de que debería mantenerse en su esencia pero endurecerse a la hora de condenar la falta de derechos humanos en las cárceles y la existencia de presos políticos.

La Unión Europea debe hacer valer su peso político para transmitir los valores de su Constitución, abandonar la realpolitik que le permite cínicamente tratar con los países con menor apego a los derechos humanos (como Marruecos, otro estado de similar corte) en la búsqueda del negocio comercial y pujar por el progreso humano allá donde llegue su influencia: Una sociedad libre e igualitaria donde se permita la libertad de expresión

Esa es la teoría.

En la práctica encontramos una Unión Económica acomplejada por la política exterior de Estados Unidos (no olvidemos que a pesar de la acertada política de gestos iniciada por Obama el bloqueo comercial continua) que en su búsqueda de una postura propia considera de una manera especial al régimen castrista en Cuba. Esto ha significado pasar por alto las condenas de los considerados en el extranjero disidentes y en el interior instigadores de “actos contrarios a la independencia y al orden constitucional del Estado cubano”.

No podemos olvidar que presos políticos ha habido siempre. En estos tiempos en los que se legisla "en caliente", al hilo de casos puntuales se debe entrar en un debate por el que no hay voluntad política ahora mismo (un aburrimiento), se deben abandonar las sanciones comerciales que empeoran la situación de la sociedad cubana y se debe presionar a Cuba con compromisos bilaterales que la obligen realmente a progresar, como sostuvo el ministro de asuntos exteriores de España hasta que rectificó o como sostuvo el eurodiputado de IU Willy Meyer.

Es cierto que si la Unión Europea quiere acceder a un papel relevante en las relaciones con América latina debe marcar distancias con Estados Unidos, y debe aprovechar la situación actual de descrédito para presionar hacia una transición en la isla. La historia se está repitiendo, estos gestos de fuerza no hacen más que aparentar debilidad y están resaltando las contradicciones de la dictadura ("Lo que no se dan cuenta es de que, desde la izquierda, se puede condenar al mismo tiempo el embargo, que sólo perjudica al pueblo cubano, y a la dictadura castrista” comenta en el artículo el catedrático de Ciencia Política Antonio Elorza") más antigua del continente americano. El momento es propicio. No sobrevivirá a la muerte de los Castro y solo la UE puede garantizar una autentica transición. Con la gestión de esta crisis podremos comprender que Europa estamos construyendo.